Volveré a vestir el luto pero no será esta noche. Ahora me tomo un descanso de lo políticamente correcto y, dejando la realidad encerrada en el armario, te invoco para cuestionarte. Esta noche el carmín tiñe mis labios, es la noche para preguntarte qué pasaría. No podré hacerlo cuando vuelvan a ser grisáceos y agrietados, y afloren de nuevo las arrugas de la pugna constante contra mi propio demonio. Esta noche me desnudo ante el espejo y no te miro a los ojos para preguntarte, ¿se trastornaría el universo si brotaran todas las verdades incorrectas? Me miro a los ojos y me contesto con otra pregunta. ¿Existe la posibilidad de que se reestructuren los cimientos de todo lo que sabemos cuando lo correcto sea incorrecto y la verdad sea mentira? Esta noche la verdad es mentira. Esta noche se desordena todo lo que existe para mí. Ahora puedo sentirme resguardada en esta confortadora oscuridad para preguntar con un hilo de voz qué harías si supieras que mi mente no me domina, qué pasaría si descubrieras que todo está saliendo catastróficamente mal, que los nervios no son nervios sino espinas envenenadas con mi propia sangre. Hoy que te manifiestas sin alma y sin razón te imploro, ¿te irías si te vieras en mis ojos?

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