indefinida.

una contradicción que se arrastra por inercia.

autora de nada. creadora de nadie.

la sombra de lo que nunca seré me acecha,

me espera a la vuelta de cada esquina, en el pasillo de mi casa, en las tiendas de ropa, en el reflejo oscuro de la televisión apagada.

que se quede,

que da más miedo el alma tangible el cuerpo sin sombra.

que no sé yo dónde estoy bajo este montón de grasa y todos estos huesos.

no me toques tengo miedo.

y si sólo soy eso

y me deshago al contacto y estallo como un globo de agua y me cuelo por el desagüe y

desaparezco.

y te quedas ahí de pie y lo comprendes todo y te ríes y te vas.

no me toques por si soy eso.

no te rías no te vayas.

no comprendas.

jugamos a lo que quieras si quieres,

yo hago como que tengo algo dentro y tú como que puedes verlo.

luego vuelves a tu vida y se acaba el juego y yo vuelvo a mi vida y mi vida es el juego.

te toca.

me tocas. parece que tengo algo dentro,

que las células se me despiertan y acuden vibrantes a las yemas de tus dedos. magnéticos. magnética,

tu piel, que siempre es más que piel.

parece que me despierta,

que tengo un reloj en el centro, que tengo miedo que quiero más, que tengo algo dentro

pero no tengo nada es sólo un juego.

pero parece tan real, cuando nos enredamos y se me desenreda la maraña del pecho,

parece tan real que tengo una luz aquí dentro,

que brilla que refulge cálida, que explica lo que soy lo que nunca diré, y fantaseo

con que se te cuela por los poros de la piel y también brillas refulges por dentro

y por fuera. dos cristales

el suelo no está el techo no está no estoy.

no estoy porque estoy aquí, en este aquí extraoficial, en mi vacío legal,

buceando huyendo regreso.